Cerámica gris, cultura Candelaria 250-750 AC, Santiago del Estero
Los indios de las dos Américas no sólo ven en la mujer la causa eficiente de la vasija de barro: la identifican en el plano simbólico. Por otra parte, esa identificación podría ser prácticamente universal; los vasos provistos de senos lo atestiguan para la Europa protohistórica. También en América ayuda quizás a comprender mejor la naturaleza entre alfarería y celos conyugales (...). Esta conexión la vemos claramente en la región del Vaupés(*) donde viven tribus que hablan dialectos naturalmente ininteligibles y que, sin embargo, respetan la obligación de casarse entre ellas. Ahora bien, esa exogamia se aplica también al barro de alfarería: entre los desanas sólo las mujeres practican la alfarería y para procurarse buena arcilla han de trasladarse a determinados lugares, no del propio territorio, sino de los pira-tapuyas o de los tukanos; y las mujeres tukano a territorio desana o piratapuya. En relación directa con esta regla, los grupos exogámicos deciden cocer a sus hijas antes de intercambiarlas y las distintas fases del modelado de la arcilla reciben una connotación sexual, sea masculina, sea femenina: el cuerpo de la mujer es un recipiente culinario (...) la marmita de barro sobre tres soportes, también de alfarería, que representan a cada uno de los grupos exogámicos desana, piratapuya y tukano, cuyos hombres hacen cocer a sus mujeres-vasijas (...). De una mujer con un embarazo avanzado se dice que es una gran vasija (...) o que adopta la forma de la vasija.
Los indios de las dos Américas no sólo ven en la mujer la causa eficiente de la vasija de barro: la identifican en el plano simbólico. Por otra parte, esa identificación podría ser prácticamente universal; los vasos provistos de senos lo atestiguan para la Europa protohistórica. También en América ayuda quizás a comprender mejor la naturaleza entre alfarería y celos conyugales (...). Esta conexión la vemos claramente en la región del Vaupés(*) donde viven tribus que hablan dialectos naturalmente ininteligibles y que, sin embargo, respetan la obligación de casarse entre ellas. Ahora bien, esa exogamia se aplica también al barro de alfarería: entre los desanas sólo las mujeres practican la alfarería y para procurarse buena arcilla han de trasladarse a determinados lugares, no del propio territorio, sino de los pira-tapuyas o de los tukanos; y las mujeres tukano a territorio desana o piratapuya. En relación directa con esta regla, los grupos exogámicos deciden cocer a sus hijas antes de intercambiarlas y las distintas fases del modelado de la arcilla reciben una connotación sexual, sea masculina, sea femenina: el cuerpo de la mujer es un recipiente culinario (...) la marmita de barro sobre tres soportes, también de alfarería, que representan a cada uno de los grupos exogámicos desana, piratapuya y tukano, cuyos hombres hacen cocer a sus mujeres-vasijas (...). De una mujer con un embarazo avanzado se dice que es una gran vasija (...) o que adopta la forma de la vasija.
Por este sesgo encontramos nuevamente la imagen de la botella de Klein: la mujer causa eficiente de la alfarería, se metamorfosea en su producto; de físicamente exterior se transforma en moralmente integrada a éste. Entre la mujer y la vasija, una relación metonímica se convierte en relación metafórica. Pandora, modelada en arcilla, acaso no se confunde también con la jarra: si no alfarera, alfarería a la que se puede considerar igualmente celosa, pues es portadora de todos los males que atormentarán a los humanos?