martes, 18 de noviembre de 2008

Reportaje a Rowan Brain

 Aguas (a Rowan Brain)  Garavaglia                                                                                                                             
foto: Cesar Casco

Reportaje a Rowan Brain*

¿Cómo empezaste a hacer cerámica?
Empecé a probar con un torno, durante un frío invierno, en el norte de Inglaterra en la vieja cocina de un amigo que tenía los tornos allí, provisoriamente, hasta tanto armara su estudio
. Eran las vísperas de mi viaje a la Argentina a raíz del cual abandoné las prácticas. Sin embargo, entonces, tenía la convicción de que esa experiencia la debía retomar en un futuro no muy lejano.
¿A quienes reconocés como maestros?
Con la excepción de Hans Coper, cuyo trabajo y genio particular me asombran, a Bernard Leach y a Szoji Hamada. Por el nuevo rumbo que abrieron a la alfarería son, probablemente, las figuras más importantes del siglo. Protagonistas que admiro: David Leach, John Leach, Mick Casson, Wally Keeler y Jane Hamlyn. Aprendí de Wally Storey en Inglaterra; Carlos Leporace, Guillermo Mañé, Eduardo Garavaglia y Emilio Villafañe en la Argentina. Mis comienzos fueron
duros como los de todo autodidacta. Estudié con textos de Bernard Leach y Michael Cardew. De este último tomé la idea para construir mi primer horno a leña de tiro directo. Aprendí a conocer las arcillas, sus límites y los míos, sus posibilidades. Dominar los rudimentos del torno me llevó horas y puso a prueba mi tenacidad. Como mis primeros esmaltes no fundían, en el afán de levantar temperatura, echaba tanta leña que acabé derritiendo los ladrillos que soportaban el piso del horno. En el año 1983 viajé a Inglaterra y pasé un año en el taller de mi amigo Walter Storey en el sur de Londres. Cuando regresé construí este taller.

¿Por qué esa decisión de vivir en El Bolsón?
Llegué a El Bolsón en el año 1974 acompañando a un amigo que quería establecer una chacra. Como estudié agricultura estaba en condiciones de aconsejarlo sobre la calidad de las tierras y la mejor ubicación para su chacra. El Bolsón me capturó. Al punto que decidí regresar con Marie, mi mujer, y nuestra hija de tres años dispuestos a radicarnos. Fue un golpe violento cambiar de una casa en Londres a un rancho de adobe, sin electricidad, ni sanitarios, ni agua corriente. Con el tiempo la cantidad de pobladores fue creciendo. Hasta aquí llegó gente
que huía de la persecución del Proceso militar, europeos y jóvenes que intentaban una respuesta utópica a la creciente deshumanización de las ciudades. La agricultura no era suficiente para mantener a mi familia. Construí un torno patero y con arcilla del Arroyo del Medio, que corre allá abajo hice macetas para vender en la primavera. Actualmente mi tiempo de trabajo está repartido entre la chacra y la cerámica. La producción es reducida, pero tampoco hay mercado que pueda absorber la producción que soy capaz de hacer.

¿Cómo comercializas tu producción?
Fundamentalmente a través de la Cooperativa de Ceramistas de El Bolsón y en la Feria Regional.

¿Cómo es tu cerámica?
Está hecha en torno alfarero. Esta técnica es, en esencia, la reafirmación particular de un juego de relaciones. La ventaja de la alfarería de repetición es que permite que la esencia de un producto se vaya destilando durante un largo período. La forma es de suma importancia. Bernard Leach decía que la decoración no puede disimular una forma débil. Trato de aplicar esta visión a lo que hago: boles, platos, teteras, vasijas para uso diario. Objetos utilitarios con los cuales pretendo, al mismo tiempo, aportar una cierta calidad sensible a la cocina y a la mesa. Cuando una forma deja de satisfacerme la cambio. A veces suelo realizar dibujos pero mayormente trabajo directamente en el torno. Empleo, fundamentalmente, materiales de la zona que contienen porcentajes altos de hierro. Arcilla de bajo punto de fusión y esmaltes que quemo en baja temperatura entre l.000 y 1.020ºC.

¿Qué le dirías a un principiante en el oficio?
Una actitud correcta produce un resultado correcto. Que sea honesto consigo mismo y esté absolutamente comprometido con su profesión. Que tenga la impecabilidad del guerrero, condición imprescindible, según Don Juan Matus en sus conversaciones con Castaneda, para seguir un camino con corazón.

*El reportaje, firmado por Eduardo Molina, iba a ser publicado en el número 6 de Cerámica Arte & Técnica y debía formar parte de un dossier sobre el ceramista. La revista no pudo ser.
Un año después visité a Rowan en su taller de Mallín Ahogado. Lo encontré construyendo un horno para quemar a alta temperatura, su intención era producir botellas de gres para envasar la cerveza que estaba elaborando. Tomamos vino, comimos habas con jamón y huevos fritos. Atamos moscas y pescamos las nacientes del Chubut. Fue un año de arco iris, en vano urgamos detrás de cada piedra buscando las marrones. Hablamos de nuestras vidas, recordamos otros años, otras mujeres, otros dolores.
Lo dejé en su taller ocupado con el barro de su arroyo. Sus ojos cenicientos ya no miraban al mundo entonces. Me negué a saberlo. Una semana después, la madrugada del sábado 11 de marzo de 1995 Rowan se suicidaba pegándose un tiro de escopeta en la boca.
Una imagen se obstina en mi memoria: Rowan maneja el tractor que se desplaza a buena velocidad sobre el camino polvoriento. Marie (el blanco del vestido se hace más blanco contra la piel negra de la mujer iluminada por la luz de la mañana), va a su lado de pié sobre la máquina, enarbolando una sombrilla, lleva unos trapos en forma de turbante sobre la cabeza para cubrirse del polvo que vuela.
Rowan era de contextura pequeña, fibroso, vivaz, atento. Estaba alerta a cualquier cambio: un borneo imperceptible del viento, el canto de los pájaros, una modificación de la luz. Alejado de los centros de difusión, aliado de la tierra y el agua hizo con fuego una cerámica necesaria.
marzo de 2000
Eduardo Garavaglia

lunes, 17 de noviembre de 2008

quema en horno a leña

Horno construído por la alumna Rosana Toyos






domingo, 7 de septiembre de 2008

Cerámica de acción con los estudiantes de OTAVI. Segundo cuatrimestre 2008

“Lo que comúnmente se denomina Raku occidental es una forma de hacer cerámica que poco tiene que ver con lo que en Japón se nombra con la palabra Raku.
El Raku japonés es, en sus orígenes, una técnica que más tarde derivó en una práctica ligada al pensamiento Zen; el Raku occidental tal cual se practica a partir de las enseñanzas de Paul Soldner tiene en común con el tradicional japonés la manipulación en caliente de la cerámica con el propósito de alterar su apariencia. La cerámica no se encuentra acabada al salir del horno.
Las huellas de las pinzas, los accidentes, el agrietamiento de los vidriados y las roturas, son aceptadas como productos naturales del proceso y en ocasiones reconocidas como hallazgos, verdaderos logros expresivos del azar.
El llamado Raku occidental está más cerca de ciertas quemas tradicionales practicadas en casi todo el mundo. Citamos por ejemplo la que en la Argentina se realiza en Villa Dolores, provincia de Córdoba, donde la carbonación, resultado de colocar los objetos en guano, se lleva a cabo después de lograda la cerámica y en caliente. Los mapuches ponían las cerámicas calientes en hojas y las enfriaban en leche con el doble propósito de fijar lo logrado en la reducción y al mismo tiempo impermeabilizarlas. (1)
La manipulación de la cerámica fuera del horno y en caliente, con el objeto de intervenir modificándola, es el descubrimiento básico alrededor del cual se articulan toda una serie de procedimientos que relacionándose entre sí resultan en una totalidad compleja.
Para nosotros una técnica de hacer cerámica cuya característica fundamental radica en la acción.”
Eduardo Garavaglia Sobre algunas técnicas de manipulación expuesta Apuntes del Seminario Raku, técnica y estética, Instituto Nacional de Cerámica 1987.
(1) Ver en este mismo blog el texto de Tato Corte
Lugencia Kichel, Berta Koessler y las adivinanzas del alfarero.



martes, 26 de agosto de 2008

Acción con la comunidad Wichí Pozo del Sapo. Construcción y encendido de un "termitero"*

Nuestra cátedra, como tarea de extensión, se encuentra realizando un proyecto interdisciplinario dentro del marco del SIUS (Seminario Interdisciplinario para la Urgencia Social)* en la FADU.
El trabajo consiste en la elaboración de un filtro de agua para ser producido por la comunidad Wichí(1) de Pozo de Sapo en la Provincia de Chaco. Donde se observan problemas de parasitósis a causa del agua contaminada con bacterias.
Los Wichís beben el agua que extraen de las numerosas lagunas (sistema cerrado de aguas estancadas producto de las lluvias). De la misma agua beben los animales y es la que se utiliza para uso culinario y el baño.
Se desechan soluciones de potabilización por medio de cloro por el rechazo de la comunidad al agua tratada de ese modo.
El filtro de cerámica es una solución de emergencia que se adecua a los materiales del entorno en el cual se asientan estas comunidades: barros naturales, leña para quemar la cerámica y mano de obra disponible.
Experiencias de este tipo se han hecho en Venezuela (Filtrón). Ceramistas por la paz.

NUESTRA INSERCIÓN
Investigación y asesoramiento para la elaboración de barros y pastas para la construcción del filtro. Construcción de un horno de combustión de leña para la quema de la cerámica. Instruir y formar personas que se encarguen de la producción. Seguimiento y clínicas.
La cerámica tiene la ventaja de refrigerar el agua y se apoya en una artesanía tradicional en estos pueblos. En contra tiene la complejidad de la producción.


*Los objetivos del SIUS son:
Abrir los estudios universitarios a la comunidad y sus necesidades más urgentes.
Crear sensibilidad en la formación de los actuales alumnos y futuros profesionales.
Producir hechos beneficiosos en los grupos humanos vulnerables.
Difundir la práctica y promover su réplica.

Del proyecto participan la Doctora Graciela Garbossa de La FCE y N, la Arquitecta Graciela del Pardo de la FADU, estudiantes del SIUS, de la FCE y N y del IUNA reunidos por nuestra cátedra.
En lo concerniente a nuestra tarea nos encontramos transitando la primera etapa que consiste en a) el diseño de un horno de combustión a leña adaptado a la producción programada y b) la investigación y desarrollo de pastas adecuadas para la producción de los filtros potabilizadores de agua.

Durante la primera semana del mes de agosto viajamos a Pozo del Sapo en la provincia del Chaco, lugar de asentamiento de la comunidad Wichí. Allí llevamos a cabo actividades introductorias y de reconocimiento de la zona:

1) Presentación y discusión del proyecto con la comunidad

2) Tareas de reconocimiento de tierras y barros locales para el desarrollo de soportes cerámicos a emplear en la producción de los filtros potabilizadores.

3) Determinación del lugar donde será emplazado el horno y el taller de producción. Elección de los miembros de la comunidad que participarán en la construcción.

4) Organizar un taller de capacitación en técnicas cerámicas.

5) Proponer actividades fuera de lo académico para facilitar la integración con la comunidad.

Está en nuestro ánimo que todas las actividades sean compartidas con el objetivo de un real intercambio de conocimientos.
*termitero: horno temporario de adobe. Lo construímos por primera vez en Pozo del Sapo. Su comportamiento se puede apreciar en las fotos. Aún se encuentra en experimentación
El Termitero en acción
Apertura del Termitero
El vocablo wichi, que significa "gente", es el nombre autodenominativo de este grupo. Antiguamente se los conocia como "matacos" un nombre peyorativo, que se remonta a la época de la conquista (siglo XVI), que aparentemente designaba un tipo de animal. Si bien el nombre wichí es ampliamente utilizado en la actualidad, algunas publicaciones conservan el antiguo término.
Los wichís viven en la región llamada "El Gran Chaco" que es un vasto territorio de unos 840.000 km2 (Iriondo, 2006) ubicado dentro de los límites de Argentina, Bolivia y Paraguay. Tradicionalmente, el área se ha dividido en tres regiones: Chaco Boreal (al NO del río Pilcomayo), Chaco Central (la franja comprendida entre los ríos Pilcomayo y Bermejo) y Chaco Austral (al S del río Bermejo). La región estaba cubierta por agua y pantanos cuando fueron Llegando los primeros pobladores al territorio hoy argentino, hace mas de 10.000 ó 12.000 años. Pero entre 6.000 y 5.000 años atrás, las aguas se retiraron y permitieron
los asentamientos humanos. Según estudios arqueológicos poblaciones cazadoras-recolectoras-pescadoras, con una horticultura rudimentaria y una tecnología sin líticos (Alvarsson 1988, citado en Montani, 2004) vivieron en el área desde hace al menos 2.000 años. En el territorio hoy argentino (Chaco central y Austral) estas poblaciones indigenas son los grupos guaycurú, mataco-mataguayos y en el extremo NO pueblos de la familia lingüística tupí-guaraní.
Según Messineo y Braunstein (1990), los wichís se organizaban tradicionalmente en tribus 0 conjuntos de bandas aliadas que recorrían ciclicamente un territorio dado. El ciclo era determinado por las crecidas de los ríos. Las tribus eran grupos relativamente aislados y muchas veces hostiles entre sí, hecho que influyó en la preservación de las notorias divergencias lingüísticas, perceptibles aún hoy. Hasta el día de hoy los grupos wichís hacen referencia al nombre de la banda a la que pertenecen ancestralmente. En Rivadavia, por ejemplo, hay miembros de los mutas "los chanchos quimieleros", k'omleley "los de las tierras bajas" y luqutas "las cigüeñas".
Durante los primeros años de la conquista (primera mitad dei siglo XVI), el interés en el Chaco era principalmente como ruta hacia el anhelado Imperio Inca. Pero dadas las dificultades que presentaban el clima, la vegetación y la hostilidad de los grupos guaycurues, a los españoles les resultó muy penoso conquistar el Chaco Austral
y Central. Finalmente, en 1548, Domingo Martínez de Irala, logra llegar al Perú y encuentra el famoso Imperio ya sojuzgado por Femando Pizarro desde 1533. Una vez conquistado el Perú, dado que la región del Chaco perdió todo interés para los españoles, los pueblos indios de la region vieron clausuradas sus rutas tradicionales de intercambio, pernaneciendo en una situacion de parcial aislamiento. A ello se suma el carácter pacífico de los grupos mataco-mataguayos -que no incorporaron el caballo como sus vecinos guaycurues -y su tendencia a aislarse en las más alejadas regiones de la selva chaqueña, lo que les permitió continuar con el eslilo de vida tradicional hasta principios del siglo XX (Montani, 2004).
Paralelamente a esta situación de aislamiento, la incorporación del caballo por parte de los guaycurues es probablemenle el origen
de crecientes tensiones en la relación de fuerzas entre indigenas y españoles. Así, la Corona impulsó una verdadera política de fundación de misiones jesuíticas (desde comienzos deI siglo XVlll) en la cual los wichís se vieron involucrados. Tras la expulsión de los Jesuitas en 1767, las misiones quedaron en manos de frailes mercedarios y franciscanos (Montani, 2004).
Llegado el período de la independencia (principios del siglo XIX), los indigenas fueron declarados ciudadanos libres y Llamados a formar parte de las fuerzas patriotas. Pero una vez constituído
el aparato estatal, se les exigió ceder sus tierras. El naciente territorio nacional se veía desdibujado por dos grandes territorios indigenas libres, el Chaco y la Patagonia. La presencia de la frontera indigena creaba un espacio problemático, el "problema del indio". Para terminar con este "problema" se encomienda al Gral. Julio
A. Roca el mando de la famosa "Campaña del Desierto" (la conquista del Chaco se conoce como "Conquista del Desierto Verde" y fue dirigida por Benjamin Victorica). Las consecuencias de esta campaña fueron el exterminio constante, el confinamiento en colonias y el despojo de tierras. Al término de la misma se produce la ocupación concreta del territorio, que posteriormente será dividido en las actuales provincias de Chaco, Formosa y Salta (Martinez Sarasola, 1992).
Pero a pesar de todo, los grupos indigenas resistieron y hoy, aunque muy minoritarios, todavía utilizan sus lenguas y mantienen de algún modo sus costumbres tradicionales. Actualmete, la región chaqueña constituye la zona de mayor diversidad étnica y lingüística del país. Además del grupo mataco-mataguayo (wichí, nivaclé, chorote y maka) habitan esta zona grupos guaycurues (toba, pilagá y mocoví), guaraníes (ava-guaraní, tapiete, chiriguano) y vilelas. Los wichís son el grupo más numeroso de la familia de lenguas mataco-mataguaya. Según el censo que tuvo lugar en 2004-2005 son aproximadamente 40.036. Los wichís, en general no migran hacia las grandes ciudades por lo tanto la totalidad de sus enclaves se encuentran en esta región."
(1)Jimena Terraza, Gramática del wichí: fonología y morfosintaxis, tésis de doctorado en lingüística, Universidad de Québec, Montréal, febrero de 2009